En términos generales, estas exportaciones proceden de compañías con capitales extranjeros implantados en Formosa por razones evidentes: mano de obra barata, disciplinada, estímulo a las inversiones foráneas, legislación fiscal liberal; ausencia total de problemas de orden sindical.
La considerable firma Carlin Plastics, con capital americano, coopera con uno de los principales productores de plástico de la isla. Al principio, Carlin fabricaba unos globos playeros que se hinchaban; luego, la firma fue extendiendo progresivamente la elaboración de otros artículos de plástico, tales como los Kayabs, los colchones neumáticos, etc., diversificando a la vez sus mercados y vendiendo hoy, paralelamente, a Europa y a los Estados Unidos.
El más poderoso magnate de muñecas en plástico se ha establecido también en Taipei. Sociedad mixta cooperando con otro de los principales fabricantes de plástico de la isla. Es la firma Mattei Ltd: ha creado la muy famosa BARBI: adopta todas las posturas del cuerpo humano; posee un vestuario envidiable de estrella de cine. Ha conquistado todos los sufragios de las madres americanas. Este fabricante ha inventado, además, unas muñecas que lloran, que ríen y hasta beben el biberón.
Antes de que las BARBIS emprendan la gran travesía hacia Occidente, se las somete a un impresionante número de operaciones de control: sus preciosos vestidos son rectificados cuidadosamente; las caritas de las muñecas son examinadas a través de focos luminosos; el peinado es visto por verdaderos artistas del oficio. Los zapatitos bordados son mirados desde las suelas hasta el interior de los forros.
Si estas USINAS hubieran funcionado en París o en Nueva York, fabricado aquí o allá las preciadas muñecas objeto de la admiración del mundo, hace tiempo que hubiesen cerrado sus puertas, porque es bien sabido que fuera de los países del Extremo Oriente, el trabajo artesanal cuesta una fortuna. Es lo que, desde luego, me explicaba no ha mucho, en la féria de París, un representante de Hattei Taiwan: Tuvimos que instalarnos en Taiwan para ser competitivos. Me aclaró asimismo, que todas estas muñecas suntuosamente ataviadas se confeccionaban para la exportación: el mercado interno, por su limitación, no puede permitirse artículos tan costosos.
Hay que convenir que una mano de obra barata no significa necesariamente fabricar productos de tipo inferior. Ya se ha dicho que los juguetes destinados a la exportación son sometidos por ley a exámenes rigurosos. Al imponer este control, el legislador ha querido evitar todo engaño. Las propias compañías extranjeras lo han solicitado para tener todas las garantías que exigen los clientes. Esto ha obligado a los fabricantes a superarse constantemente, resultando que las firmas exportadoras constituyen un ejemplo y un estimulante para el comercio de Taiwan. Consecuencia: Lo bueno triunfa siempre y lo menos bueno es desechado sin apelación.
Debo aclarar que todos los juguetes fabricados made in Formosa, no se deben únicamente a las firmas extranjeras: La importante empresa china Federal Enterprise Corporation ha procedido a la modernización de su maquinaria, a la extensión de su factoría para poder satisfacer a la demanda de su clientela; la producción Federal navega, viento en popa, hacia la exportación.
Empero, la mayoría de los juguetes de Taiwan se fabrican en empresas de carácter familiar, empleando algunas decenas de operarios; el Gobierno confía en que se reunan en grupos de productores asociados para armonizar sus planes y sus ventas.
La juguetería china está superando los mercados de los grandes del sector internacional en estos artículos: Alemania, Francia, Japón, España; y la prueba la está dando la República de China con su embajadora itinerante, la reina niña BARBI, que pasea sus triunfos a través de todos los continentes, conquistando con su sonrisa ingenua y sedeña todos los mercados de Occidente y todos los corazones de los hombres y de las mujeres de buena voluntad. BARBI, la muñeca niña de Taipei, con su mensaje de paz y su juventud radiosa, se ha instalado en aquellos hogares donde arde una esperanza y sonríe una infanta feliz.